Francia, 1869
Un extrabajador de la Compagnie Parisienne fundó su propia empresa y desarrolló una evolución mejorada del velocípedo Michaux, que se avanzó tecnológicamente a lo que serían las bicis años más tarde, pero sería un fracaso comercial. Incorporó la transmisión en la rueda trasera, adelantándose una década a que se generalizase esta solución, y seria pionero en el uso del piñón libre en la bici, cuarenta años antes que la competencia.
El fin de las guerras napoleónicas, en 1815, trajo una época de paz relativa, durante la cual la ciencia, la técnica, la industria, los intercambios y la economía se desarrollaron a un ritmo frenético.
La proliferación de inventos y la necesidad de proteger las creaciones de los inventores hicieron aparecer las patentes, un derecho otorgado por el estado al inventor de un producto susceptible de ser explotado industrialmente, con el objetivo de fomentar la innovación y proporcionar beneficios en su comercialización.
En este contexto, los velocípedos y las bicicletas evolucionaron en múltiples direcciones y a partir de inventos que parecen aparecer de debajo de las piedras.
Algunas de estas innovaciones eran propias de las bicicletas, como la rueda con cámara de aire, pero otras se incorporan a este medio de transporte des de otros campos, cómo el freno, el piñón libre o la suspensión.