Tipo de motor: V12 Colombo | Cilindrada: 3 L | Potencia: 300 cv | Peso: 900 kg | 0-100 kmh: 6 s | Vel. Máx: 280 kmh | Unidades fabricadas: 36
Para los coleccionistas de coches, tener un 250 GTO en el garaje es el equivalente a poseer una obra original de Van Gogh en una galería privada. Infinitamente codiciado, solo unas pocas colecciones en el mundo cuentan con la obra maestra de Ferrari que dominó los circuitos en los años 60 y consolidó la reputación de la marca tal y como hoy la conocemos.
El desarrollo del GTO fue liderado por el brillante ingeniero Giotto Bizarrini, con el objetivo de crear un coche de carreras que triunfara en la enormemente competitiva categoría de GT de la FIA. Para cumplir con la homologación necesaria para participar, se exigía una producción mínima de 100 unidades. Sin embargo, Ferrari solo fabricó 36 ejemplares del 250 GTO, aprovechando un vacío legal en el reglamento que le permitió modificar el chasis del 250 GT SWB sin necesidad de construir un modelo completamente nuevo. Al fin y al cabo, el SWB ya era un vehículo homologado para competir y el GTO se podía considerar legalmente una variante.
El coche contaba con una carrocería en aluminio de aerodinámica perfectamente estudiada, fabricada por Sergio Scaglietti, tan ligera como inmensamente atractiva, y que escondía un motor Colombo V12 de 3 litros y 300 cv. La combinación de ligereza, aerodinámica y un motor refinado hasta la perfección, hicieron del 250 GTO uno de los coches de carreras más exitosos de todos los tiempos. Desde que empezó a competir, lo ganó prácticamente todo, con victorias del nivel de la Targa Florio en 1962, 1963 y 1964; las 24 Horas de Le Mans en 1962 y 1963; o los 1000 km de Nurburgring en 1963 y 1964, entre muchas otras.
Hoy en día, algunos 250 GTO todavía pueden verse compitiendo en exhibiciones como el Goodwood Revival, y cada vez que una unidad cambia de manos por varias decenas de millones, la prensa de todo el planeta recuerda cuál fue el coche que hizo a Ferrari una marca legendaria.
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