Los altos niveles de contaminación presentes en las grandes ciudades han pasado a convertirse en una de las principales preocupaciones de los gobiernos locales. Y es que se trata de un tema que podría poner en riesgo no solo la salud de los ciudadanos, sino también su desarrollo económico y social. Reducir la polución no es únicamente trabajo de los funcionarios o de los organismos del Estado, también nosotros, con pequeñas acciones, podemos ayudar a mejorar el medio ambiente.
¿Cómo podemos reducir la contaminación al volante?
Recientemente, con la celebración del ALD Ecomotion Tour, la empresa ALD Automotive demostró, por decimosegundo año consecutivo, que con una conducción eficiente podemos rebajar el consumo de combustible y reducir nuestra huella de carbono. Los datos así lo demuestran. De acuerdo con estudios realizados antes y durante la competición, la huella de carbono de 19 coches de combustible de los 24 que participaron, pasó de 1.485,9 a 1.452,7 kg de CO2, reduciéndose en un 2,24%.
El estilo de conducción logra no solo ahorrar carburante, sino también mejorar la calidad del aire. Según datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), entidad pública dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, la conducción eficiente nos permite obtener una disminución media de carburante del 15% y de emisiones de CO2.
“Las medidas para ponerlo en práctica son muy sencillas y eficaces. Algunas de ellas hacen referencia al modo de conducir, mientras que otras tienen relación con las condiciones del propio vehículo”, según nos indica Beatriz Ruiz, responsable de RSC de ALD Automotive.
Principales reglas para una conducción eficiente
--Arrancar el motor sin pisar el acelerador e iniciar la marcha inmediatamente después del arranque.
--Utilizar solo la primera marcha para el inicio y cambiar a segunda a los dos segundos o tras haber recorrido seis metros, aproximadamente.
--Prestar atención cuando aceleramos y cambiamos las marchas. Según las revoluciones, en motores de gasolina/GLP debe realizarse en torno a las 2.500 revoluciones por minuto (rpm) y en los de diésel a las 2.000 rpm.
--Mantener una velocidad constante, evitando los acelerones y frenazos innecesarios. Cuando se acelera se usa la energía del combustible para propulsar el coche, parte de ella se desperdicia cuando se frena.
--Circular con marchas largas, manteniendo el motor a bajas revoluciones.
Además de las medidas en la conducción, también se recuerdan las revisiones en el coche
--Comprobar la presión de los neumáticos una vez al mes. Si es de 0,3 bares menores que la recomendada por el fabricante, incrementa el consumo de carburante un 3% e influye directamente en el desgaste del neumático.
--Evitar las cargas innecesarias en el vehículo, pues tienen un efecto sustancial sobre el combustible. Una carga extra de 100 kg en un vehículo de gama media supone un consumo extra del orden del 7%.
--Desinstalar elementos exteriores (bacas o cajones portaobjetos) cuando no los estemos utilizando, pues rompen la aerodinámica del vehículo y aumentan la resistencia del mismo y el consumo de combustible.
--Usar de forma racional el aire acondicionado o el climatizador. Una temperatura de unos 24 grados es suficiente para lograr el bienestar en el interior del vehículo y para la salud de los pasajeros.
--Utilizar dispositivos de ahorro de combustible incorporados en el automóvil, como el cuentarrevoluciones, el cruise control o el ordenador de a bordo.
Eliminando los malos hábitos de conducción y adoptando una serie de medidas, no solo se contrarresta el incremento del precio del combustible y se ahorra, sino que además se contribuye con el medio ambiente y se ayuda a conseguir que los entornos urbanos sean un poco más saludables.