Tras su presentación en el Salón de Ginebra, el Peugeot e-208 se fabrica ya en su
versión “cero emisiones” en la planta
del Grupo PSA de Trnava, en Eslovaquia. El Peugeot e-208 comparte el estilo
deportivo y atlético, la calidad y el cuidado por los detalles de las versiones
de esta nueva generación con motor térmico. Cuenta, como ellas, con las
funciones de ayuda a la conducción más avanzadas, gestionadas desde un puesto
de conducción Peugeot i-Cockpit con un cuadro de instrumentos elevado 3D.
Aporta a la gama una alternativa “cero emisiones”, con una circulación
silenciosa y una ausencia casi total de vibraciones.
Fruto del desarrollo de la nueva plataforma multienergía CMP (la misma que la del próximo Opel
Corsa eléctrico), el Peugeot e-208 culmina la larga e intensa relación de
Peugeot con la movilidad eléctrica. Sus 100 Kw (136 CV) y sus 260 Nm de par pueden disfrutarse con 3 modos de conducción diferentes: Eco, que pone el acento en la
autonomía, Normal, que ofrece un confort óptimo, y Sport, que ofrece las
máximas prestaciones y sensaciones. En cuanto a la autonomía, sus baterías de iones de litio permiten recorrer hasta 340 Km, según el protocolo WLTP vigente, o hasta 450 Km, de acuerdo con las normas
NEDC; mientras que por agilidad este modelo irá bien servido, ya que
homologa un tiempo de aceleración de 0 a
100 km/h en 8,1 segundos.
Tradición histórica
de Peugeot en el desarrollo de sistemas de propulsión eléctrica
Un automóvil muy distinto a su antepasado más remoto: el
Peugeot VLV, nacido durante la Segunda Guerra Mundial para intentar esquivar
las restricciones de combustible impuestas por las autoridades de ocupación
alemanas. Presentado en mayo de 1941,
este modelo fue la solución planteada por Peugeot
para asegurar la movilidad de servicios como la atención sanitaria o la
administración de Correos. Este mini-cabriolet contaba con 4 baterías de 12 V, que desarrollaban una potencia de 3,3 CV y se podían recargar en cualquier
enchufe. El VLV tenía una autonomía
de entre 75 y 80 Km y ofrecía una velocidad
punta de 36 Km/h, lo que le convertían en un vehículo eminentemente urbano.
En total, se fabricaron 377 unidades
de este modelo, que lucía un rayo en el frontal, sustituyendo al tradicional
León de la Marca. Las autoridades del régimen de Vichy prohibieron su
producción en 1942.
Tras este primer acercamiento, hubo que esperar a la crisis
del petróleo de los años 70 y 80
para que Peugeot recuperara el interés en la propulsión eléctrica. Esta vez,
tomó como base el Peugeot 104 para
crear un prototipo con el que se recorrieron 30.000 Km por año. Equipado con
baterías Alstom, su gran inconveniente era la presencia de plomo. Ya en 1982,
se realizaron con éxito pruebas en 20 unidades del Peugeot 205. Sus resultados
abrieron el camino al desarrollo de una versión eléctrica del furgón Peugeot
J5, de la que se entregaron 50 unidades a la petrolera ELF en 1989.
En 1995 la marca
dio un salto ambicioso con la comercialización
de una versión eléctrica del Peugeot 106, que la convirtieron en líder
mundial en esta tecnología. Con una velocidad máxima de 110 Km/h y la
posibilidad de cargar un 80% de su batería en 2 horas (y el 100% en 6 horas) se
convertía en una opción competitiva para entornos urbanos, pese a sus 80 Km de
autonomía. Este modelo fue un precursor del car sharing, con la plataforma de
vehículos compartidos Autolib, en la ciudad francesa de La Rochelle.
Ya en el siglo XXI,
el Peugeot iOn recurre a las baterías de iones de litio para llevar más
allá las prestaciones del vehículo eléctrico, con una autonomía de 150 Km, una
maniobrabilidad y un tamaño ideales para el tráfico urbano. Esta misma
tecnología se trasladó a los vehículos comerciales en 2014 con el Peugeot Partner Electric, fabricado en Vigo y con
características similares a las versiones convencionales de este modelo: 3,7 m3
de volumen y 695 Kg de carga útil. En 2017, se lanzó el Peugeot Partner Tepee,
enfocado a un uso familiar y de ocio.